Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
*Luis Mateo diez
perfecto
ResponderEliminarOhhh! Me encanta la minificción; esta en particular es fascinante :)
ResponderEliminarCómo me gustó.
ResponderEliminarsee see nanoliteratura a la càrte!!! muuuuuuuy buen cierre de microrrelato... y de año!
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