sábado, 22 de mayo de 2010

Marisa


Marisa tiene el vientre estriado
de los cuarenta
pero a los veinte,
un hijo pequeño,
un colchón de goma espuma,
una frazada celeste
y una almohada de pluma,
tiene hambre cuando duerme
y sueño cuando come,
cuando el niño la reclama
enseñando su solo diente
mucha leche muy caliente
le brota del pezón a Marisa,
en el centro de su mundo
no hay lugar para más nadie,
todo alrededor de él gira
y cual caballo de calesita
gira también Marisa,
el lomo por un caño atravesado,
del tiempo las riendas al cogote,
el alma como suspendida
para siempre en un galope.

7 comentarios:

  1. Vai ven de la vida que nos atrapa en calesitas con barrotes... como haremos para salir y mirarlo que nos aqueja desde fuera... como harán las Marisas para recuperar algo que no saben i recuperar... el niño igual tiene una onrisa verdadera... es luz, pero está dentro de la calesita.
    ¿tal vez sea la llave que nos saque y nos de luego otra vuelta gratis?

    reflexión...

    nanoNano

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  2. el misterio de los pezones que brotan leche al primer llanto del bebé... cuando descubrí eso en mi mujer, fue como descubrir el milagro de la vida.

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  3. Me encanto esa forma de escribir. asi que sere un constante visitante.

    Desde una habitacion en la joven Buenos Aires dejo un fuerte abrazo

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  4. ajá... buena forma de plantearlo... buenísimos textos PM. Saludos.

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