sábado, 22 de mayo de 2010
Marisa
Marisa tiene el vientre estriado
de los cuarenta
pero a los veinte,
un hijo pequeño,
un colchón de goma espuma,
una frazada celeste
y una almohada de pluma,
tiene hambre cuando duerme
y sueño cuando come,
cuando el niño la reclama
enseñando su solo diente
mucha leche muy caliente
le brota del pezón a Marisa,
en el centro de su mundo
no hay lugar para más nadie,
todo alrededor de él gira
y cual caballo de calesita
gira también Marisa,
el lomo por un caño atravesado,
del tiempo las riendas al cogote,
el alma como suspendida
para siempre en un galope.
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Vai ven de la vida que nos atrapa en calesitas con barrotes... como haremos para salir y mirarlo que nos aqueja desde fuera... como harán las Marisas para recuperar algo que no saben i recuperar... el niño igual tiene una onrisa verdadera... es luz, pero está dentro de la calesita.
ResponderEliminar¿tal vez sea la llave que nos saque y nos de luego otra vuelta gratis?
reflexión...
nanoNano
el misterio de los pezones que brotan leche al primer llanto del bebé... cuando descubrí eso en mi mujer, fue como descubrir el milagro de la vida.
ResponderEliminaraiii eso es ser mama?
ResponderEliminarpobre marisa...
ResponderEliminarMe encanto esa forma de escribir. asi que sere un constante visitante.
ResponderEliminarDesde una habitacion en la joven Buenos Aires dejo un fuerte abrazo
ajá... buena forma de plantearlo... buenísimos textos PM. Saludos.
ResponderEliminarmuy bueno, conmovedor.
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