Lo desconocido es una abstracción. Lo conocido, un desierto. Lo conocido a medias, lo vislumbrado, es el lugar perfecto para hacer ondular el deseo y la alucinación.
Maravilloso Juan José, pero por otro lado sabés, este texto me lleva a que debería buscar una frase del mago Merlín que un día recibí por sms, justamente acerca de lo conocido y lo desconocido, está genial, después la busco y la comparto con vos porque es enloquecedora.
Buenisímo el recorte, yo de sacrílego no terminé el Entenado, así que no llegué a esa frase (salvo que la haya pasado por alto), la que sí me dio vuelta fue Nadie nada nunca, Saer es un delirante entrañable, es como leer poesía, nada más que con forma de ladrillo.
lo conocido un desierto... todos los conocimientos parecen conducir (algunos por caminos de deseo alucinante) a esos otros sitios sin agua, sin vitalidad. No hay finales felices.
Es tan bueno releer esto. El entenado de Saer es sublime!
ResponderEliminarMuy lúcido lo de Juan José.
ResponderEliminarFelicidad y lucidez para ti, Pablo.
bellísima elección, no?
ResponderEliminarabrazos!
ni blanco ni negro, gris....ah, yo soy tan extremista, pero mas que interesante la visión, buen fin de semana!
ResponderEliminarMaravilloso Juan José, pero por otro lado sabés, este texto me lleva a que debería buscar una frase del mago Merlín que un día recibí por sms, justamente acerca de lo conocido y lo desconocido, está genial, después la busco y la comparto con vos porque es enloquecedora.
ResponderEliminarBuenisímo el recorte, yo de sacrílego no terminé el Entenado, así que no llegué a esa frase (salvo que la haya pasado por alto), la que sí me dio vuelta fue Nadie nada nunca, Saer es un delirante entrañable, es como leer poesía, nada más que con forma de ladrillo.
ResponderEliminarlo conocido un desierto... todos los conocimientos parecen conducir (algunos por caminos de deseo alucinante) a esos otros sitios sin agua, sin vitalidad. No hay finales felices.
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