martes, 16 de junio de 2009

Junio 2004

Al principio papá sigue siendo papá y mamá sigue siendo mamá.
Papá sigue siendo papá porque es el que me sugiere que internemos a mamá.
Y mamá sigue siendo mamá porque cuando le transmito lo que dijo papá ella dice que sí, que bueno, y me pide que llame a la ambulancia.

Después hay varios fotogramas vacíos.

Es de noche. Papá está parado al lado de la cama, acariciándole la mano a mamá. Yo los miro desde la otra cama, la de huéspedes.
Mamá respira fuerte, como si hubiese escalado el Aconcagua de un tirón, y hace unas pausas larguísimas antes de largar el aire. Papá le sigue acariciando la mano y cada tanto le dice “sí, mi amor”. Yo estoy callado, contemplando la escena.
Caigo en la cuenta de que alguna vez mi papá y mi mamá estuvieron enamorados, se pusieron de novios y se fueron a vivir juntos. Que recién unos siete años después apareció Lucía y a sus dos años vine a hacerle compañía yo. Y que, mal que mal, se aguantaron el uno al otro unos quince años.
Se me ocurre que quizás, en este preciso momento, papá es Martín, un pibe que mira dormir a una mujer a la que ama terriblemente, y Noemí, que todavía no es mamá, está sumida en un sueño profundo, confiada en que Martín se va a quedar ahí toda la noche.

Salgo de la habitación 103 sin decir nada. Tengo una sensación rara, como si por error hubiese entrado a la casa del vecino. Me siento en una de las sillas que hay en el pasillo y pienso que hay situaciones que a uno lo reubican en la vida. Situaciones grandes, como ver a tu mamá muriéndose en una cama. Situaciones mínimas, como una mano acariciando otra mano.

Al principio mamá seguía siendo mamá y papá seguía siendo papá.
Al final mamá se va a morir y papá va a volver a la casa que comparte con su segunda esposa, de la que más adelante también se va a divorciar.
Yo voy a andar un poco de acá para allá hasta que el tiempo acomode las cosas y un día cualquiera me voy a acordar de Martín y Noemí. En mi recuerdo van a estar ellos dos solos, tomados de la mano, en penumbras. Va a ser una noche de junio. Va a hacer mucho frío. Martín no se va a dormir y Noemí no se va a despertar. En ese mismo instante, el planeta Venus se va a estar cruzando con el Sol, un fenómeno que no ocurría hace más de un siglo y que va a tardar otro tanto en repetirse. A la mayoría de la gente la noticia le va a pasar inadvertida.

6 comentarios:

  1. Ya sé que nada que ver. Pero es como eso de que la gente que viaja en subte tiene una vida y nosotros no nos damos ni cuenta. Podemos jugar a adivinar, pero nada más. Con los papás de uno pasa un poco lo mismo. Y nosotros también somos esos. Los del subte, digo. Uno entre millones y millones, que también se enamora, cada tanto, y que algun día va a morir, ojalá agarrado a la mano de alguno... No sé a qué iba con todo esto.

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  2. Qué dulcemente tierno ese gesto impotente de agarrar de la mano a alguien que se va a morir (quiero decir algo pero no se muy bien que, por que ahora caigo que también es dulce y tierno agarrar de la mano a alguien que uno quiere y no se va a morir. Bueno, no inmediatamente).
    Pero hay algo como de conservar con uno, de agarrar fuerte de las manos para que el Humo Negro de Lost no se lo lleve arrastrando hasta el agujero.
    Temo que las palabras no están conmigo hoy.
    May the force be with you.
    Celebro su regreso, sr. PM

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  3. No se olvidan, las despedidas se coagulan en el recuerdo, quedan pegadas ahí. De vez en cuando, vulven, están ahí para acechar.
    Pero también para recordar que ellos exisitieron, más allá del triste deselance.
    Tú lo has dicho, el cáncer anda por todas las familias, provocando tristezas.
    Virginia

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  4. Y se me cayeron unas lágrimas Pol...
    Siempre me gusta leerte, SIEMPRE. Y aunque la vida nos cruce de a ratos, está bueno que sepas cuanto te quiero...
    Pensar que nos conocemos desde la panza, por lo amigas que eran nuestras mamás.
    Es muy fuerte leer esto. Cuanto la quería a Noemí, cuanto!!. Y cuando leo que Martín le agarraba su mano, inevitablemente me acuerdo del abrazo que ella me dio en el momento en el que me decían que mi papá se había ido. Ella me miraba mientras yo intentaba dormir... así medio boleada, no entendía que mi papá se había ido... Por que? A donde fue??
    Y ahí estaba tu mamá, tratando de responder a mis preguntas y tratándome de curar con todo el amor que me dio en ese momento tan dificil.
    Te quiero mucho.
    Mech

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