Me hice implantar
una cámara microscópica
en la pupila del ojo
derecho.
Está hecha de un
material orgánico carísimo
así que me
prohibieron llorar por un tiempo
del ojo derecho.
“Hasta que la
cámara se asiente”, dijeron
“y el tejido
esclerótico la recubra completamente
y la
impermeabilice”.
Así que estábamos
en el cumpleaños de tu mamá
y yo filmaba y
sacaba fotos con un simple parpadeo
de mi ojo derecho.
Después nos fuimos
a dormir y yo
cerré los ojos y vi
la película del cumpleaños
de tu mamá
proyectada sobre el interior
de mi párpado
derecho.
Cuando tu mamá
pidió silencio
para bendecir la
mesa y agradecerle a Dios
por un año más
junto a sus hijos y nietos
pude escuchar el
sonido de la cámara grabando
adentro de mi cabeza
y la voz de tu mamá
diciendo la oración de agradecimiento.
Por algún motivo
esas dos cosas unidas me emocionaron
y de la esquina de
mi ojo derecho salió una lágrima
y después otra.
Lo último que vi fue a tu mamá alzando la cabeza y mirando
como si intentará decirnos
como si intentará decirnos
que esta vida es
corta pero es feliz.
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